Especies de Baobab en el mundo
Adansonia Madagascarensis, Adansonia Za, Adansonia Rubrostripa Fony, Adansonia Grandidieri, Adansonia Perrieri, Adansonia Suarezensis, Adansonia Digitata (baobab común africano, presente también en el continente), Adansonia Gibbosa (baobab australiano).
A todos los baobabs se les conoce como Adansonia, en honor al explorador y naturalista francés Michael Adanson que escribió sobre ellos en el siglo XVIII, al divisarlos cerca de las costas de Senegal.
Hace 160 millones de años, tras la Pangea, Gondwana era un super continente formado por América del Sur, India, África y Australia. Su separación provocó la deriva de los continentes. Hace 70 millones de años, Madagascar se separó de la placa Indoasiática y se colocó en su posición actual. Algunas especies, tanto de plantas como de animales, evolucionaron de manera diferente en la isla, hasta conformar un ecosistema único en el mundo.
La palabra Baobab viene del árabe “ba hobab” o “bu hibab” (que significa fruto con muchos granos) y la primera vez que se tiene conocimiento de la misma es en el año 1592, cuando aparece reflejada en el Libro de Plantas de Egipto, donde se dice que podían encontrarse sus entonces extraños frutos en los bazares de El Cairo.
Pasado y Futuro
El proceso reproductivo de los baobabs de Madagascar se interrumpió hace aproximadamente 300 años. La depredación de frutos y semillas por parte del ser humano, los incendios provocados y la degradación del ecosistema, así como la introducción de especies invasoras podrían ser los factores responsables de esta tragedia, vinculada directamente a la presencia del Hombre en la isla.
Posiblemente en el pasado, fueran el Archeolemur y el Aepyomis (pájaro elefante)- ambos extinguidos con la llegada del ser humano a la isla – los encargados de esparcir las semillas del baobab ayudando a su reproducción. No hay que olvidar que la germinación de las semillas de baobab, es un proceso muy largo.
La mayor concentración de baobabs de la isla se halla en la zona Oeste, concretamente en el Parque Nacional de Kirindy-Mitea. Aunque el lugar más visitado por los turistas y el que ofrece las mejores imágenes es sin duda la célebre Avenida de los Baobabs, a 18 kilómetros al norte de la ciudad de Morondava. Los malgaches llaman a esta avenida Ankorondrenala (dónde hay muchos baobabs).
En un país económicamente subdesarrollado como Madagascar, las comunidades rurales dependen en gran medida de los recursos naturales para asegurar su subsistencia, y eso implica métodos de agricultura tradicionales basados en la cultura de la tala y la quema.
La explosión demográfica que ha sufrido la isla en las últimas décadas y la falta de acceso a fuentes de energía modernas por parte de la población son otro de los factores de riesgo.
Desde los años noventa del siglo XX se han creado en la isla más de 20 reservas naturales y 7 parques nacionales, aunque todavía no es suficiente para ser optimistas en cuanto a la suerte que correrán estos árboles milenarios en el futuro.
La población malgache utiliza la corteza, el fruto, las flores y las hojas, aunque no la madera (de mala calidad para construcción y resistente al fuego), lo cual ha propiciado hasta ahora que las especies de baobab endémicas de la isla no hayan desparecido, y aunque amenazadas por su falta de reproducción, den lugar a una ligera dosis de esperanza.
Los grupos de baobabs más imponentes de la isla
En Madagascar destacan por encima de todos los baobabs Andansonia Grandidieri de la Avenida de los Baobabs (Akorondrenala o asamblea de baobabs), tanto por sus altura, su tamaño, su longevidad y por sobre todo por la gran concentración de esta especie alineados en perfecto orden de formación, como un ejército floral, en un paseo de unos 2 kilómetros de largo. Este grupo de Adansonia Grandidieri se encuentra a 18 kilómetros de la ciudad de Morondava.
También son espectaculares los baobabs del « Bosque Encantado », bautizado así por nosotros 🙂 hace muchos años, cuando los descubrimos en un viaje de prospección. Este bosque de baobabs (Adansonia Grandidieri pero de morfología distinta a los de Morondava) se halla muy cerca de Andavadoaka, en la pista que va hacia Morombe, en el oeste malgache.
En el sur de la isla, cerca de Ifaty, hallamos la Reserva de Reniala, donde también nos sorprenden grupos de baobabs de la especie Adansonia Rubrostripa, llamado en malgache Fony, considerado el baobab botella por excelencia, y en el que se insipiró Saint Exupéry para ilustrar su libro El Principito.
Tsitakakantsa
Se trata del baobab más grande Madagascar descubierto hasta ahora y posiblemente uno de los mayores del mundo. Posee 30 metros de circunferencia. Se trata de un Adansonia Grandidieri al que se le calculan más de 1.500 años. Ubicado cerca de Morombe, a partir del desvío de Mangalavolo, las pistas de arena nos llevarán en algo más de 1 hora de 4×4 hasta uno de los lugares donde se hallan algunos de los baobabs más grandes de la isla. Este es un baobab sagrado, y para acceder a él, deberemos realizar una ceremonia de desgravio a los ancestros o « fomba » en compañía de los notables del poblado sakalava menabe.
Otros baobab impresionantes por su variada morfología son los Adansonia Suarezansis que podemos encontrar ascendiendo a la Montaña del Francés, cerca de Diego Suarez, en el norte de la isla. O el Gran Baobab de Majunga, de la especie Adansonia Digitata (que compartimos con el continente africano).
También en la cuenca del río Mangoky, o en las orillas del río Tsiribihina podemos encontrar gran variedad de baobabs de varias especies.
En el extremo sur y en el Parque Nacional de Zombitse destacan entre otros los de la especie Adansonia Za.
Mitos, leyendas y creencias
Para los malgaches el baobab es un árbol sagrado. En muchas comunidades del oeste y del sur de la isla, los consejos de ancianos se sientan a deliberar a la sombra de uno de estos árboles milenarios. Es lo que ellos llaman “la casa de la palabra”. También las mujeres jóvenes comparten sus historias y chismorreos bajo la sombra de estos magníficos gigantes, y muchas veces sirven incluso como lugar de reunión para festividades y ceremonias de iniciación, así como improvisados conciertos musicales.
Muchos malgaches creen que “kokolampo”, el espíritu del bosque, vive en el interior de los baobabs, al igual que las almas de algunos ancestros, de ahí que estos árboles sean sagrados para algunas comunidades del sur y oeste de la isla.
Las leyendas populares cuentan que el baobab, el llamado árbol maldito porque desafió a los Dioses, vivía en un lugar muy húmedo, en las costas del Este de Madagascar, pero siempre estaba molestando al Creador con sus lamentos y quejas. Los dioses de la Naturaleza, furiosos, lo arrancaron de su hábitat y lo lanzaron al otro extremo de la isla, a las áridas tierras del oeste malgache, con tan mala suerte, que aterrizó del revés y quedó condenado para siempre a tener visibles sus raíces. De ahí que en la mitología local se le llame el árbol invertido. Pero también se le llama Renala, “la madre de la selva”.
Hay un proverbio malgache que reza así: “es más difícil arrancar un baobab del jardín del vecino que una mala hierba del propio”.
Texto Sergi Formentin
Fuente ©Indigo Be Magazine