Parque Nacional de Tsimanampetsotsa

Con un clima sub-árido no es frecuente que nos sorprenda la lluvia. Entre 8 y 9 meses de estación seca con una infima tasa de precipitaciones de 300mm durante todo el año. La temperatura media anual es de 23ºC aunque de octubre a abril las temperaturas suben hasta niveles insoportables por lo que hay que visitarlo a primera hora de la mañana.

El parque se extiende sobre la meseta litoral Mahafaly. Geologicamente la parte oeste de la meseta está formada por calizas biodetríticas del Eoceno Inferior sobre las que se abrieron multitud de grutas como las que albergan el célebre pez ciego.

La zona Este está formada por calizas calcáereas del Eoceno Medio poco propicio a la karstificación. La vegetación está constituida por un bosque seco denso espinoso y matorrales xerófilos.

El lago se alimenta por aguas llegadas desde la meseta, se trata de un lago poco profundo (2 a 4metros según época) y se extiende a lo largo de 20 km con una anchura de entre 2 y 3 km ocupando una superficie de 20 km2. Sus aguas están compuestas de fosfatos y saturadas de sulfato de cal por lo que es completamente salada. Es el hábitat de numerosos flamencos rosas (Phoenicopterus roseus) y flamencos enanos (phoeniconaias minor) así como otras especies de aves acuáticas de esta region sub-árida del suroeste de Madagascar.

La zona más húmeda tiene una importancia excepcional para la supervivencia de los habitantes de la zona externa al parque nacional, que también sirve de lugar de culto para la práctica de rituales. Atención con los « Fady » (tabus) que no podéis llevar a cabo en este parque. Afortunadamente la población local considera el lago, sagrado y un « fady » (tabú) protege a los flamencos de la caza furtiva. Los miles de fady que existen en Madagascar ayudan en muchas ocasiones a proteger la fauna y flora de la isla.

El parque dispone de hábitats únicos, razón por la cual un 75% de la fauna y flora son endémicas en este parque. El bosque seco espinoso es el lugar elegido por varias especies de lémures como el maki Catta, el propithecus verreauxi, el lepilemur petteri o el microcebu griseorufus. También para el murciélago (miniopterus mahafaliensis) y hasta 39 especies de reptiles como la tortuga radiata (Astrochelys radiata) o el camaleón furcifer oustaleti. 112 especies de aves como el coua de verreauxi, el newtonia de archbold, el chorlitejo de Madagascar (charadrius thoracicus) y el Vanga de Lafresnaye, también. También es refugio la mangosta Galidictis grandidieri.

Y no podía faltar al auténtico protagonista de este parque, el baobab « Grand Mere » (abuela) de la especie Adansonia Rubrostipa y la multitud de pachypodiums, ficus marmorata y otros baobabs que pueblan el lugar.

La fauna acuática del parque comprende 13 especies de fitoplacton, 3 especies de gasteerópodos (Planorbis planorbis, Georissa petiti y Potamopyrgus sp.), 2 especies de crustaceos (Grandidierella megnae y Apseudes thaumastocheles) y algunas formas larvarias y insectos como dípteros, coleópteros, efemerópteros, hemípteros, odonatos y zigópteros (nunca supe tanto de insectos :). Todos ellos son los responsables de la conservación de la avifauna de la región.

También hay dos protagonistas que aunque no nos pueden ver estarán encantados de que los observes nadar en libertad en las grutas del parque, dos especies de « pez ciego » el Typhleotris madagascariensis y el Typhleeotris mararybe, endémicos de las aguas subterráneas del parque nacional.

Nos preguntáis mucho acerca del color del lago, deciros que puede cambiar varias veces al día e ir desde el blanco absoluto como consecuencia de su gran concentración en sulfato de cal y arcilla blanca, a verde topacio pasando por el espectacular azul turquesa.  Es precisamente debido a esta característica que ningún pez sobrevive en el lago.

En 2014, cuatro exploradores lideraron tres expediciones bajo tierra : los buceadores y espeleólogos Ryan Dart, Philip Lehman, Hans Kaspersetz, Patrick Widmann y Olivier Testa.

Fueron necesarias tres expediciones (2014, 2017 y 2019) para poder afirmar que la cueva de Anjanamba, en el bosque de Mikea (al norte de Tulear) es la tercera cueva subacuática con mono entrada más grande del planeta y la más larga de África con 11 kilómetros de galerías inundadas.

Las cuevas de Tsimanampetsotsa albergan lo que ahora se conoce como el cementerio de fósiles más grande de África : hipopótamos enanos, el Fosa gigante (Cryptoprocta spelea) cocodrilos y otras especies extinguidas. Los procesos de erosión han creado paisajes geológicos únicos que una vez más superaron las expectativas de los buceadores.

Fuente ©Indigo Be Magazine